La puerta de Brandeburgo, la isla de los Museos, el Muro: Berlín no es ninguna desconocida para el turista medio. Sus iconos son harto conocidos y sus fotos pueblan desde hace años nuestros feeds de Facebook e Instagram. Y sin embargo, la verdadera esencia de la capital alemana sigue estando escondida para la mayoría. Tras esa fachada, existe mucho más en este Berlín alternativo.
Escenario central de la mayor parte de la historia del siglo XX, Berlín, ha evolucionado -podemos decir que a base de sufrimiento de sus antiguos ciudadanos- en una capital única. Sin centro definido y con una miríada de barrios cada uno con su urbanismo, geografía y población diferentes, se hace más necesario aún si cabe que en otros destinos, el buscarse un acompañante local para descubrirnos algo más allá de las visitas turísticas obligatorias. En caso de que te falte uno, mach keine Sorge! te muestro a continuación una buena selección de peculiares lugares y experiencias alternativas para que saques el máximo partido a tu visita al Berlín alternativo.
En este post encontrarás:
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Booking.com1. Visitar la galería de grafitis del Cassiopeia

Friedrichshain es hoy en día el epicentro del Berlín alternativo. Las antiguas naves industriales de la República Democrática Alemana ya no fabrican productos para el paraíso socialista: ahora son galerías de arte urbano de día y bares y discotecas de noche. De entre todos los espacios de Friedrichshain, cabe destacar Cassiopeia, como uno de los locales más característicos de la zona. De día se pueden visitar sus grafitis, su autobús abandonado, sus impresionantes instalaciones, y por la noche es bar, discoteca, local para fiestas y hasta cine de verano.
2. Salir de fiesta por Kreuzberg

Tras la unificación alemana en 1990, las autoridades locales decidieron unir los barrios de Kreuzberg (oeste) y Friedrichshain (este) en un distrito único. Dos piezas complementarias que, sin embargo, no tienen nada que ver la una con la otra. De las tranquilas avenidas con antiguas fábricas de la RDA pasamos a unas bulliciosas calles donde los hipsters pasean sus bicicletas y se atiborran de shawarmas y currywursts. La población inmigrante es un componente característico e intrínsico de Kreuzberg y le proporciona un ambiente diferente al resto de barrios berlineses. El hecho de que haya esta oferta gastronómica en la zona es de agradecer ya que Kreuzberg es un área perfecta para salir de marcha. Originales locales con música pop, indie, hip-hop marcan el pulso de Kottbuser Tor, zona también conocida como die Trinkhalle (el salón de la bebida), un apodo que no deja mucho a la imaginación. De entre los locales de moda en Kottbuser Tor, encontramos Möbel Olfe. Es un bar de ambiente cuya decoración destaca por su mobiliario retro que no solo se encuentra en el suelo: por las paredes se encuentran encaramados sofás y tresillos que vigilan como te tomas esos chupitos de Jägermeister.
3. Recorrer en bicicleta la Karl-Marx-Allee

Berlín es una ciudad ideal para recorrer en bicicleta. Si no dispondes de ella, no te será difícil alquilarte una por 10-15 euros al día para moverte cómodamente por la ciudad. Un recorrido impactante es, sin duda, la orgullosa Karl-Marx-Allee. No resulta dificil visualizar los desfiles militares que aquí se organizaban y con los que la Alemania Oriental pretendía deslumbrar al mundo. Puedes imaginarte tú, ciudadano del siglo XXI como un pequeño tanque recorriendo la avenida de corte socialista, inspirada en la Unión Soviética, en tu vehículo de dos ruedas. El recorrido de la avenida comienza en la archiconocida Alexanderplatz y termina en las dos torres gemelas de Frankfurter Tor. A partir de aquí, puedes tomar varios caminos, entre ellos el que te lleva al impresionante complejo de Treptower Park.
4. Viajar al pasado en el parque de atracciones abandonado de Spreepark

Treptower Park se extiende al este del este. Un gigantesco complejo monumental honrando la memoria de los caídos soviéticos en la Segunda Guerra Mundial se erige como recuerdo de los más de cuarenta años de ocupación de esta zona de la ciudad. Otro singular testigo de este periodo histórico, más discreto pero mucho más interesante, es el parque de atracciones de Spreepark. Inaugurado a bombo y platillo en 1969, este era el único parque de atracciones de la República Democrática, y tras su caída, como otras muchas cosas, el Spreepark cayó con ella. Una serie de rifirrafes económicos y burocráticos dejó el parque en abandono y tras más de dos décadas, presenta un fantasmagórico y atrayente panorama de montañas rusas oxidadas y cisnes estilo túnel del amor rodeados por caminos de frondosa vegetación ideales para recorrer en bicicleta.
5. Relajarse tumbado en el Urban Ufer

De vuelta a Berlín Oeste y tras un largo día de bicicleta, merece la pena acercarse al animado parque de Urban Ufer. En él, los jóvenes berlineses pasan las tardes soleadas bebiendo, charlando y haciendo caso omiso de las avispas que campan a sus anchas pero que a diferencia de sus primas españolas parece que no tienen mucho interés en picar. El parque destaca por su barco abandonado, recuerdo de alguna época mejor, en el que recorrería el Landwehrkanal. Hoy en día es, al igual que otros muchos parajes abandonados de la capital, un extenso lienzo para grafitis.
6. Bailar toda la noche en el Kino International

En plena Karl-Marx-Allee se alza el Kino Internacional, el cine bandera del régimen comunista de la RDA. Al contrario que otros edificios de la avenida central del Berlín Este, este edificio se mantuvo y conservó tal y como recibía a los mandatarios y clase alta del país socialista. El lugar es un tesoro artístico si te gusta ese estilo decorativo de mitad del siglo XX, con un gusto que hoy se considera vintage y que era lo más en la época: grandes salones con gigantescas lámparas geométricas colgando del techo. Enormes espejos en habitaciones con papel pintado de motivos circulares a los que se accede subiendo escaleras de pasamanos dorados son el escenario hoy en día de macrofiestas con DJs internacionales, además de ciclos de cine, exposiciones y pasarelas de moda. En su web, de magnífico diseño, puedes consultar su programación.
7. Salir volando en Berlin-Tempelhof

No literalmente ya que este antiguo aeropuerto cerró sus puertas en 2008 y, por suerte para los ciudadanos de Berlín, no se transformó en suelo para construir, sino que se mantuvo como parque. Un parque diferente en el que recorrer las pistas de aterrizaje en tu bicicleta o a pie. También puedes dejar volar tu imaginación con las torretas y estructuras a las que puedes subir y observar el aeropuerto a otra altura. En él se respira también la turbulenta historia de la ciudad ya que fue el que mantuvo vivo al Berlín Oeste durante el bloqueo al que fue sometido en 1948. Y, por si fuera poco, el mismísimo Indiana Jones lo utilizó para escapar de la Alemania nazi en zepelín. Berlín alternativo, histórico y cinematográfico.
8. Tomarse un brunch en Prenzlauer Berg

Ejemplo perfecto de gentrificación urbana, la zona de Prenzlauer Berg acogía en época comunista a la disidencia y la resistencia al régimen. Hoy es escenario de tranquilos paseos de jóvenes familias berlinesas. Sus bares y restaurantes son el lugar perfecto para finalizar una intensa visita a un Berlín alternativo. El elemento más característico de los edificios en esta zona del distrito de Pankow es que muchos de ellos sobrevivieron a los duros bombardeos de la guerra. Llama la atención entrar en una panadería y observar que en la decoración interior se muestra el año de construcción que puede ser perfectamente 1904 o 1910. Todo un logro en una ciudad que quedó devastada tras la contienda.
9. In memoriam: Tacheles Kunsthaus

La reina de la escena del Berlín alternativo era la Tacheles Kunsthaus. Todo un polo de atracción para el arte urbano berlinés que sin embargo, y por motivos de especulación inmobiliaria, cerró sus puertas en 2012. Una verdadera lástima ya que uno podía pasarse horas subiendo y bajando pisos, observando como trabajaban estos artistas que fueron desalojados por el propietario del inmueble abandonado. Contaba además con un patio trasero que funcionaba como taller de arte en metal en el cual mostraban también sus piezas al público. Si tienes ocasión, puedes acercarte y observar la fachada del edificio y los grafitis laterales en Oranienburgerstraße. Si tienes una máquina del tiempo a mano, ¡no dudes en utilizarla para visitar su interior!
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Comments
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Hola!
Me ha encantado este artículo, muchas gracias. En unos días iré a Berlín y justamente estaba buscando sitios fuera de los comunes museos y puntos turísticos (voy en julio, así que figúrate la de turistas que me voy a encontrar…).
Una lástima lo de Tacheles Kunsthaus, me había ya apuntado el nombre y luego he leído que ya me podía olvidar de ello. Veo que el problema de la especulación inmobiliaria no sucede solo en España por desgracia…
Si sabes de algún otro lugar interesante de este estilo que me puedas recomendar pero que no pusieras en el post porque te faltaba espacio házmelo saber! Y si alguna vez tienes pensado ir a Düsseldorf dímelo, que también te recomendaré lugares que valgan la pena 😛
Un abrazo! 🙂
Hola Alba! mucha gracias por tu comentario :). Cómo bien dices, Berlín es víctima también de la especulación inmobiliaria y mucho me temo que se irán cargando poco a poco el espíritu de la capital alemana.
Como alternativo, en el post pongo lo que más me llamó la atención. Si quieres añadir a tu visita el museo de la RDA, es muy buena opción para conocer la historia de la división de Alemania de forma entretenida: con mucho para tocar e interactuar.
Este verano precisamente voy a ir a Frankfurt unos días. Si tienes recomendaciones, ¡me encantaría que me las contaras!
Un fuerte abrazo 😀