Una visita turística a la Granada de 1898

«Una ruina en vida». Así tal cual. «Un lugar donde la mayoría de la gente se dedica a la mendicidad». Esa era la visión general que los prescriptores de las guías Baedeker tenían de la ciudad de Granada allá por el año 1898.

Hoy en día, las guías de viajes suelen muestran la realidad de los destinos sin ser demasiado «hirientes» en sus críticas pero a finales del siglo XIX las guías Baedeker (las Lonely Planet de la época) no tenían reparo en verter como parte de sus descripciones, todo el realismo sin filtro de lo que veían, aderezado siempre con una buena carga de prejuicios sobre los destinos mediterráneos: España, Italia, Grecia o Portugal. Parece que lo de los PIGS viene ya de hace siglos.

Hojeando la guía Baedeker de 1898 de Spain & Portugal, no podía sino imaginarme a aquellos viajeros que seguían sus indicaciones y recomendaciones como hoy hacemos con las nuevas guías o con blogs. ¿Cómo lo describirían luego en sus diarios de viaje? ¿Cómo hubieran sido aquellos posts de viajes si por el lejano siglo XIX los viajeros hubieran tenido blogs?

Esta ha sido mi inspiración para este artículo algo menos convencional de los que he venido haciendo hasta ahora. Baedeker en mano, me dispongo a redactar tipo blog las características de un viaje a la Granada de 1898 siguiendo las recomendaciones dadas en la guía. Todo un viaje de más de cien años.

Pongamos la máquina del tiempo en marcha y marquemos 1898. Destino: Granada.

Introducción a Granada y a su región, Andalucía

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Granada es una ciudad de 65.100 habitantes situada en la región de Andalucía. Esta región se caracteriza principalmente por ser la quintaesencia de lo español. Su gente, al contrario de los trabajadores catalanes, son conocidos por su vagancia y por su tendencia a exagerar, lo que ellos llaman «fanfarronar». Son «los graciosos del drama español», mitad europeos y mitad africanos, con unas tradiciones que recuerdan más al Oriente que a Castilla.

Andalucía, como el resto de España, es un lugar de gente abierta con la que se puede entablar amistad fácilmente. Eso sí, es mejor evitar temas políticos y religiosos, especialmente con la gente de clase alta. Los pobres son, por lo general, españoles con menos fervor patriótico. Quizá porque sus hijos se juegan la vida en las colonias en una guerra contra el imperio americano que ni quieren ni entienden.

Centrándonos en Granada, ésta no puede describirse sino como una ruina en vida. Algunas de las calles principales están arregladas, pero las calles secundarias están llenas de asquerosidad y decadencia (literal). Las más alejadas no están siquiera iluminadas. Al parecer, la aristocracia local prefiere gastarse sus perras gordas o dólares (así llaman a los duros) en Madrid.

No obstante, Granada ha de ser el punto culminante de cualquier viaje por España. Además de sus magníficas vistas de la Sierra Nevada, sus ruinas representan la más exótica y extraña cultura del país. Menos mal.

Cómo llegar a Granada

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El estado de las carreteras en España y Portugal es tan lamentable que se desaconseja cualquier viaje en coche o diligencia. La mejor manera de llegar a Granada es en tren, si bien los estándares de este medio de transporte dejan mucho que desear. Siempre van tarde y la velocidad de los convois apenas roza los 24 kilómetros por hora en sus tramos más rápidos. Si se viaja con mujeres es indispensable elegir billetes de primera clase porque los de categorías inferiores son en extremo sucios e incómodos. Hay que destacar que por aquella época por lo menos tenían tren, hoy en día (en 2016) no tenemos ni una sola conexión ferroviaria.

La estación se encuentra al noroeste de la ciudad a unos dos kilómetros de Puerta Real y, aunque el equipaje tarda en ser entregado, éstese puede dejar esperando al botones para que nos lo recoja mientras tomamos el omnibús que proporciona el hotel o el Omnibús General, que deja en Puerta Real, al lado del café Suizo.

Otras maneras de moverse por la ciudad de Granada es en taxi, los cuales son tirados por dos caballos. Su número es muy reducido y se encuentran apostados principalmente en Puerta Real y Plaza Nueva. También hay caballos, que los alquila un tal Fernando, y bicicletas que se pueden alquilar al final de la Carrera del Genil, a la derecha.

Dónde alojarse en Granada

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Hotel Victoria, 1900. Foto: Facebook Granada Antigua

La calidad de los hoteles en España es ínfima. La razón que alega Badeker es que los responsables de los establecimientos no tienen ni idea de como se lleva un alojamiento en otros países más civilizados. Pero no hay que desesperar, en Granada hay algunos que son limpios y cuentan con buen servicio. Destacan el Hotel Roma y el Hotel Washington Irving, ambos en la Alhambra y con el mismo dueño: el señor Ortiz; y en el centro, el Hotel Alameda, el Hotel Victoria y el Hotel de la Paz.

También hay apartamentos en los cármenes cercanos a la Alhambra y a las afueras, pero estos cuentan con un muy primitivo equipamiento y lo mejor para ahorrarse sustos es dejar por escrito lo que cobran.

Si el alojamiento que eliges no cuenta con baño no hay problema. Existen baños públicos en la calle Mesones y otros, pero solo de agua fría, en el Paseo del Salón.

Los cafés y restaurantes de Granada

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Café Alameda, 1909. Foto: Ayuntamiento de Granada

Los cafés de Granada son el Café Colón, Café del Pasaje, Café Suizo, Café de la Alameda y el Café de España. Todos ellos están algo desvencijados, aunque merece la pena tomarse el vino típico de Granada: el vino seco. El restaurante recomendado es La Perla, en Puerta Real.

Los camareros son generalmente analfabetos (esto es aplicable a toda España, no a Granada sólo) por lo que si necesitas ayuda de ellos para horarios o novedades, éstos no te serán de mucha ayuda. Puedes preguntar a otras personas pero, ojo, la guía te recomienda que únicamente te acerques y hagas caso a los que veas «bien vestidos».

La ciudad de Granada

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Foto: Postal del Ayuntamiento de Granada, ca. 1900.

Comenzamos ahora la visita turística a la ciudad en Puerta Real para dirigirnos por la pequeña calle de los Reyes Católicos hasta la denominada plaza de Prim. En ella podemos visitar la nueva Casa de Ayuntamiento, la cual acoge desde 1889 el Museo Provincial. En él se exhiben algunas piezas históricas en estancias inapropiadas y condiciones deplorables.

Continuamos desde la plaza de Prim por la calle del Príncipe hasta la plaza de Bibarambla, llamada así por la puerta de que daba a la rambla del Darro, también conocida como puerta de las Orejas y que fue derribada hace relativamente poco, en 1873. La plaza continúa conservando todo su encanto moruno, a pesar de que en el siglo XVII se construyera en su lado este el Palacio Arzobispal, siguiendo el criterio de Gil Blas, quien era un poco corto de miras.

Al norte de Bibarrambla se encuentra la plaza de Capuchinas, donde se organiza el mercado y al noreste la plazuela de las Pasiegas, la cual da acceso a la Catedral.

La Catedral de Granada en su conjunto es el mejor edificio renacentista de España. No lo digo yo, lo dice un tal Mr. Ferguson que además la considera una de las más finas iglesias de toda Europa. Thanks Mr. Ferguson!

El Sagrario y la Capilla Real son dignas también de mención. Enfrente de esta última se encuentra la Casa del Cabildo Antigua, que fue también universidad mora. Hasta 1851 era la sede del ayuntamiento, pero hoy en día no es sino un almacén de textiles. Muchos de sus detalles árabes han sido -desgraciadamente- cubiertos con cal.

El Albaicín y Sacro Monte

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Carrera del Darro, 1930. Foto: Ayuntamiento de Granada

Desde Bibarrambla podemos llegar hasta Plaza Nueva bien por la calle Zacatín (cerrada al tráfico rodado) o bien por la nueva calle de Méndez Núñez, creada al enterrar el paso del río Darro por ella. Llegamos pues al Albaicín. A este barrio es mejor no acceder en solitario y menos tras haber anochecido. Se entra a él a través de la Carrera de Darro, la cual cuenta con unas bonitas y pintorescas escenas. Hay cosas que no cambian. En el número 37 de esta calle encontramos el Bañuelo, un baño moro que data -quizás, no se está muy seguro de ello- del siglo XI. Hoy en día lo habitan unas familias pobres. Hablando de lo cual, no debemos olvidar que Granada es una ciudad hambrienta y se aconseja no dar limosna (pedir limosna es la peste de España) y mucho menos a los niños.

Continuando por la Carrera y en el lado de las «angosturas» observamos la iglesia de San Pedro y San Pablo para luego acceder a la Alameda de Darro, una preciosa avenida de olmos.

Subimos ahora al Sacro Monte. Para llegar a él debemos tomar la cuesta del Chapiz donde podemos visitar, si nos dejan las dos familias que la habitan, las casas del mismo nombre. Tomamos después de esta el camino del Sacro Monte, la antigua carretera de Guadix, habitado principalmente por gitanos, aunque también por un buen número de gente castellana. Se pueden visitar las cuevas en las que viven, pero primero hay que llegar a un acuerdo con su Rey, ya sea directamente o a través de un guía. Se puede tener suerte y presenciar un baile gitano, por el cual habrá que pagar más dinero del interés que en sí tiene. De entre todos los mendigos, los gitanos son los más persistentes y pertinaces por lo que no está de más subir al barrio con gran cantidad de monedas pequeñas y paciencia. Mucha paciencia.

De vuelta al Albaicín, paremos en la iglesia del Salvador, la más bonita de todas ellas, a pesar de encontrarse incompleta. Por cierto, a la hora de visitar iglesias hay que tener en cuenta que casi todas cierran sus puertas a partir de las 9 de la mañana (sí, de la mañana) y aunque sean gratis, el sacristán siempre espera alguna propina.

Santo Domingo y la Alameda

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Carrera del Genil, el paseo de moda. Foto Ayuntamiento de Granada

El Realejo parece ser un término que en 1898 no era muy conocido para los turistas de la época por lo que la guía recoge las atracciones de esta zona bajo los nombres de Santo Domingo y Alameda.

Comenzamos la ruta en la plaza de Mariana Pineda, antiguamente conocida como plaza del Campillo, detrás del castillo de Bibataubín. Cuenta con una estatua de la heroína local y con el Teatro Principal de la ciudad. Ay, que pena. Subiendo por la calle San Matías encontramos la Casa de los Tiros, la cual contiene una colección de antigüedades y la espada de Boabdil, aunque esto último es dudoso ya que el autor de la guía incluye una interrogación tras esta afirmación.

Volviendo hacia el sureste, encontramos la magnífica villa del Cuarto Real de Santo Domingo a la cual es difícil acceder debido a la reticencia de sus dueños. La villa cuenta con un salón con finos mosaicos e inscripciones del Corán que preceden a los de la Alhambra. ¡Ya lo sabían en 1898!

Bajamos hasta la Carrera del Genil, también llamada Alameda, la cual es el paseo de moda en invierno. ¡Ole! Al final de la Alameda se encuentra el monumento en bronce que representa a Isabel la Católica y a Cristóbal Colón. Se erigió recientemente, en 1892, con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América. En aquella época no era todavía un genocidio.

La Alhambra

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Patio de los Leones, ca. 1887. Foto: Facebook Museo de la Alhambra.

Nada como una buena cita de Víctor Hugo para presentar la Alhambra, uno de los monumentos preferidos por los extranjeros románticos presentado por uno de los suyos.

La Alhambra sigue la misma estructura que las fortalezas de la Orden Teutónica en Prusia y sus orígenes son más bien oscuros. Buenas noticias: el acceso es gratuito y sus horas de visita son de 9 a 12 y de 2 a 4. La visita se realiza acompañada por empleados, a los cuales -claro- también hay que darles propina. Un free tour en toda regla. Para el Generalife es necesario obtener un ticket o papeleta en la Casa de los Tiros. Esta papeleta es también gratuita.

A la entrada de la Alhambra (y también por el resto de la ciudad) se ofrecen al viajero unos valets de place (guías). Estos han de ser ignorados, al igual que los mendigos y los niños gitanos. Sólo se aconsejan los guías recomendados en los hoteles y tienen un precio de 5 pesetas por día.

La primera impresión de la Alhambra puede ser decepcionante. Hay que tener en cuenta que se ha destruido mucho y que se ha restaurado de forma indiferente. Además está todo muy vacío. Hay que intentar imaginarlo lleno de tapices orientales y con sus fuentes vacías brotando líquido elemento para llegar a comprender su magnificencia. Lo que en el siglo XXI llamamos realidad aumentada, vamos.

Aún así, su situación hoy en día (1898) ha mejorado considerablemente. Hasta hace poco la Alhambra era refugio de toda clase de maleantes sin hogar y la fuente del patio de los Arrayanes era utilizado como lavadero por parte de las mujeres de la zona hasta 1833.

Excursiones alrededor de Granada

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Lancha del Genil. Foto: Ayuntamiento de Granada.

La guía recomienda pasar dos días en Granada (todavía estamos luchando por una estancia media superior a 1,81 noche en 2016). Alrededor de la ciudad se aconsejan estas excursiones: en coche a Los Llanos de Armilla, a los que se tarda en ir y volver dos horas. También se tardan dos horas a Víznar y, algo más lejanos, son recomendables los pueblos de Huétor, Cájar y La Rubia [sic] a los que hay que echarle tres horas entre ir y volver. ¡Tres horas en ir y volver de Huétor Vega!

Para los más aventureros se pueden obtener guías y mulas para subir a Sierra Nevada por un precio de 4 o 5 pesetas por día, más la manutención del «conductor»). Esto sólo se puede realizar en verano y hay que llevar las tiendas, mantas y demás provisiones desde Granada ya que es imposible obtenerlo en las montañas.

De vuelta a 2016

Por desgracia no tenemos manera de comprobar con nuestros propios ojos como era la Granada de 1898. Y la verdad es que tampoco lo tenían los antiguos viajeros. Sí, la imagen es ruda, pero probablemente fuera muy cercana a la realidad. La guía no tiene desperdicio y Granada es de las ciudades a las que se le presta más atención en toda la publicación. En este post me he centrado sólo en lo llamativo, pero las descripciones de los diferentes monumentos, en especial de la Catedral, la Capilla Real y la Alhambra cuentan con un nivel de detalle impresionante, así como los planos y mapas que la acompañan.

Este post está basado íntegramente en la versión inglesa de la guía Spain & Portugal de Baedeker de 1898.  En él me limito exclusivamente a la interpretación de la misma sin añadir ningún adjetivo o calificativo por mi parte. Excuso añadir que no comparto ninguno de los comentarios despectivos o racistas expresados en la misma. Tampoco pretendo hacer una investigación histórica: no he contrastado la veracidad de los datos que en la guía se incluyen para comprobar qué tienen de cierto o falso. Es simplemente un comentario sobre la guía

Si te interesa el tema, te recomiendo que le eches un vistazo a la guía entera porque es toda una joya, coge cualquier destino de España y «viaja en el tiempo» como lo haría un colega nuestro de finales del siglo XIX.

 

 

 

 


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