Repetid conmigo: Microclima. Microclima, esa es la palabra clave para cualquier visita completa -o medio completa- que se precie a la maravillosa isla de Tenerife. Y es que, esta isla canaria cuenta con mil rincones, cada uno más diferente y más espectacular que el anterior. Tienes desierto, tienes alta montaña, tienes clima atlántico, tienes laurisilva, y, por supuesto, unas playas in-cre-í-bles. Y los chicharreros están muy orgullosos de todo ello y si tienes un amigo canario, ya verás cómo estará encantado de ensañarte los secretos de su querida isla.
¿Tienes cuatro días para una escapada por mi isla favorita de las Canarias? Pues aquí te propongo un plan para que descubras una selección de lo mejorcito. ¡Ño!
En este post encontrarás:
Día 1. Mañana. Ascenso al Teide
Qué mejor manera de comenzar nuestra visita a la isla de Tenerife que presentando nuestros respetos al dueño y señor de ella: el pico del Teide. Subir los 3.718 metros del punto más alto de toda España es una experiencia única e imprescindible para disfrutar de todos los atractivos de la isla.
Lo más recomendable es que reserves con antelación tu ticket para el teleférico con Volcano Teide Experience aquí, de esa forma te quitas uno de los tramos y la ascensión será más rápida. Si quieres subir hasta lo más alto, es necesaria la gestión de un permiso especial e ir acompañado de un guía. Puedes informarte de cómo solicitar el permiso y el guía en este post de mis amigos de La gaveta voladora.
La subida es muy interesante y las vistas, si el día acompaña, son espectaculares. Ver los gases escapando de las pequeñas fumarolas del volcán y el olor a azufre es quizá uno de los recuerdos más vívidos que me acompañarán de mi visita a Tenerife.
A la bajada del pico, acércate a visitar los Roques de García. Están sólo a unos minutos en coche del teleférico y merece la pena descubrir este icónico emplazamiento que fue protagonista de los billetes de mil pesetas de los años ochenta.
Otra actividad interesante para realizar en el Teide es la excursión Sunset Tour, que incluye transporte, guía, ticket para el teleférico, vista del atardecer a 3.555 metros y observación astronómica nocturna. Tienes más información aquí.
Día 1. Tarde. La Laguna y La Orotava
Bajamos ahora para conocer dos de las localidades más bonitas de la isla: La Laguna y La Orotava.
La primera es también una de las más grandes y sede de la universidad más importante de las islas Canarias. Se encuentra literalmente pegada a Santa Cruz, no hay separación urbana entre ellas, eso sí, la diferencia de temperatura entre ambas es destacable.
La Laguna fue la primera ciudad fundada en la isla de Tenerife tras su conquista por parte de la corona de Castilla a finales del siglo XV y su trama urbana es digna muestra de ello. Su centro cuadriculado fue uno de los modelos de ciudad colonial que se exportó con posterioridad al continente americano.
El casco histórico de La Laguna, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con un gran número de casones coloniales entre los que destacan la casa Riquel, la casa Mustelier, la Montañés o la casa de Nava y Grimón.
A parte de los casones civiles, encontramos también preciosos edificios religiosos de corte colonial como su impresionante Catedral o la coqueta iglesia de la Concepción.
Veinticinco kilómetros al oeste de La Laguna encontramos el pueblecito de La Orotava. Con unas vistas preciosas sobre el océano, se localiza en plena zona de la «panza de burro». Un fenómeno atmosférico que hace que esta región sea en las que más precipitaciones se registren en toda la isla.
El encanto de La Orotava es innegable. Cuenta con casitas de colores que nos transportan directamente hasta Sudamérica, una maravillosa iglesia colonial y edificios señoriales como la casa de los Balcones, de finales del siglo XVI, o la Casa Lercaro, muestras del más refinado estilo arquitectónico de la época.
La Orotava también cuenta con interesantes molinos de gofio, utilizados para la elaboración del principal y más característico de los alimentos canarios. Hubo hasta trece molinos en toda la ciudad para abastecer la demanda local de gofio.
Día 2. Mañana. Los Gigantes y las charcas
El segundo día lo dedicaremos a descubrir el sur de la isla. Desde la parte más occidental a la oriental. El primer punto a visitar es el más lejano desde Santa Cruz de Tenerife, y uno de los lugares más impactantes de toda la isla: los acantilados de los Gigantes. Se tratan de unas espectaculares formaciones de precipicios que caen a alturas de entre 300 y 600 metros sobre el nivel del mar. Unas vistas increíbles que se pueden disfrutar desde el cercano Puerto de Santiago.
En la zona también podemos disfrutar de unos buenos baños de mar en las distintas «charcas». Éstas salpican toda la costa suroeste de la isla y son unas formaciones naturales (aunque hay otras artificiales) en las que el agua del océano se queda atrapada entre la roca volcánica formando así una especie de piscina natural con agua del océano. Dos de las más únicas son el charco de Isla Cangrejo, desde el cual se puede observar claramente la vecina isla de La Gomera, y la piscina natural de la playa de La Jaquita.
Si vas con tiempo, también puedes acercarte a alguna de las playas más populares, aunque por supuesto, estén mucho más masificadas como la playa de El Duque.
Día 2. Tarde. El Médano
Nos dirigimos ahora hacia el sudeste de la isla. En este rincón de Tenerife se encuentra la península de El Médano, una lengua de tierra que se adentra en el océano y que se encuentra presidida por la majestuosa Montaña Roja. Dejamos el coche y a un corto paseo encontramos varias playas de arena negra entre las que se encuentran las más bonitas de la isla como, por ejemplo, la playa de la Tejita. Se llega a ella desde la carretera local TF-643, se puede aparcar cerca de lo que fue el antiguo primer aeropuerto Sur de Tenerife, una torreta abandonada lo recuerda y caminando unos diez minutos llegamos al verdadero paraíso.
Para terminar la jornada nos acercaremos a la población de El Médano en sí dónde otra magnífica playa nos espera y podemos disfrutar de un refresco antes de terminar el día.
Día 3. La península de Anaga
¿Te acuerdas de los microclimas? Pues es en el parque rural de la península de Anaga donde se manifiesta con más claridad las diferencias climáticas dentro de la isla de Tenerife. De la panza de burro de los pueblos del norte, al soleado clima tropical del sur pasamos ahora a la laurisilva, un bosque típico de Tenerife que hace que dudemos que realmente estemos a la misma latitud que el desierto del Sahara.
Los paisajes de la laurisilva son espectaculares y las carreteras que atraviesan este parque en la punta más septentrional de la isla harán las delicias de cualquiera que le guste conducir. La primera parada la haremos en el sendero de los Sentidos, tres caminos señalizados por los que recorrer parte del parque con los cinco sentidos (como bien indica su nombre). Merece la pena dedicarle un buen rato a empaparnos de la paz de estos rincones y conocer un paisaje totalmente diferente al que hemos estado viendo hasta ahora en la isla. Justo después del sendero podemos aprovechar y comer en el restaurante Cruz del Carmen donde son simpatiquísimos y puedes degustar todos los mejores platos de la gastronomía canaria, incluido el famosísimo escaldón de gofio.
Tras llenar bien la panza vamos a aprovechar la tarde en la que es uno de los rincones más bonitos de toda la isla. Y mira que tiene muchos. La playa de Benijo. No se encuentra muy lejana pero sí se tarda bastante ya que la carretera es bastante sinuosa y, además, no te faltarán miradores en los que quieras parar para hacerte una buena sesión de fotos. Una vez llegamos a Benijo, dejamos el coche y hay que emprender el descenso por una empinada escalera. Hay que hacer algo de esfuerzo pero al final merece la pena. La arena negra, los roques sobresaliendo del agua y el reflejo del sol en el océano al atardecer hacen que esta playa sea, me atrevo a decir, la más bonita de todo Tenerife.
Día 4. Santa Cruz de Tenerife
Para el último día he dejado la capital y ciudad más importante de la isla: Santa Cruz de Tenerife. Si bien no tiene el patrimonio que tiene Las Palmas, merece la pena dedicarle media o jornada entera para descubrir sus rincones más emblemáticos.
Uno de mis favoritos fue sin duda el Pasaje Santiago, una calle de casitas de colores que bien podrían ser de los pueblecitos pintados de Colombia como Guatapé.
En el centro ya podemos acercarnos a conocer las plazas del Chicharro y del Príncipe, en cuya una de sus esquinas se encuentra el bonito edificio del Círculo de la Amistad. No lejos de allí puedes descubrir otro tesoro oculto: el templo masónico en la calle San Lucas, un lugar misterioso guardado por dos esfinges que hace preguntarnos qué puede haber tras sus puertas. Yo no me acercaría de noche.
La iglesia de la Concepción es el principal monumento religioso de la ciudad y fue uno de los primeros templos levantados en la isla tras la conquista castellana.
Más cerca del puerto encontramos también la amplia plaza de España dónde se levantan las gigantes letras corpóreas de Santa Cruz para dejar bien claro que hemos estado aquí y algo más alejado, el fastuoso Auditorio diseñado por el archiconocido arquitecto Santiago Calatrava.
Para comer en Santa Cruz, la mejor opción es acerarnos a la calle de la Noria, oficialmente calle Antonio Domínguez Alonso dónde encontraremos una animada vida, tanto diurna como nocturna, y una buena selección de bares y restaurantes para tomar las energías necesarias para terminar nuestra visita a la capital tinerfeña.
Agradecimientos
Me gustaría agradecer la colaboración de Volcano Teide Experience y mis amigos de La gaveta voladora por permitirme conocer de primera mano el volcán del Teide: una experiencia que nunca olvidaré. De verdad.
Y por supuesto a mí amadísima Arian de Andurriante, sin la cual esta visita no hubiera sido igual. Es mi inagotable compañera de viajes y parranda la culpable de que me haya enamorado hasta el fondo de su isla. No he podido contar con una mejor guía que ella para descubrir todos los mejores rinconcitos de la isla. ¡Sabes que volveré! Y por último, a nuestro fichaje estrella para conocer la península de Anaga, el guapísimo Óscar. ¡Ño! Tengo que volver pronto, chicos!
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Reblogueó esto en Tenerife con peques.
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