¿Alguien en la sala puede decir que ha estado en Grecia y no le ha gustado? A mí me encantó y a mi Polaroid igual. La antigua cámara analógica me brindó recuerdos imborrables para llevarme a casa de vuelta (literal y metafóricamente hablando). Los antiguos monumentos, la gente guapa y los atardeceres sobre el mar forman el escenario perfecto para una buena sesión de fotografía impresa. Una manera de guardar los recuerdos para siempre.
Ciudad, playa y montaña. Antigüedad y modernidad. A Grecia no le hacía falta de nada. Y a mí tampoco.
En esta ocasión opté por un carrete en blanco y negro para así hacer contraste con los colores vivos que se obtienen normalmente en otros reportajes sobre el país. Espero que te transporten de la forma que me gustaría que lo hicieran. ¡Efjaristó por estar ahí!
En este post encontrarás:
Monasteraki, Atenas
La primera foto del carrete salió mal y bien a la vez. La mitad izquierda se veló, pero la derecha captó un momento mágico: ése que demuestra el interés del primer día de un viaje de descubrir todo y no dejarse nada. Sin que ellos se dieran cuenta, en plena plaza de Monasteraki, capté a mi grupo buscando el siguiente punto de nuestra visita en la Lonely Planet.
Como telón de fondo, vigila al grupo la mezquita Tzistarakis, recuerdo y testigo de la dominación otomana sobre la capital griega durante siglos y de mis chicos amadores de tzatziki.
Acrópolis de Atenas
A veces uno hace caso de las recomendaciones y otras, simplemente, se pasa de ellas. Para nuestra visita a la Acropolis no hicimos, simplemente, ni caso. En pleno agosto, a las 4 de la tarde nos encontrábamos ascendiendo a la colina en la que se encuentra el símbolo del nacimiento de nuestra democracia. Calor de la muerte. Sí, pero este calor no nos impedía el postureo. Y Tamás nos modeló delante de las milenarias columnas (y de algún andamio por ahí suelto) sin remordimiento. El bulto de la Polaroid tampoco pasó desapercibido para el resto de los turistas que deambulaban acalorados por el monumento.
Meteora
Mezcla de Parque jurásico, El señor de los anillos y Juego de tronos, Meteora es uno de los lugares más místicos de Grecia. Localizado en plena región de Tesalia en el centro del país, el paisaje parece sacado de la más pura ciencia ficción. Son monasterios ‘colgantes del cielo’, de hecho, eso significa ‘Meteora’. El atardecer desde aquí es brutal, la sensación de estar en un lugar único también. Unas cervezas, unos amigos y unas risas. Esto es lo más mágico del todo.
¡La Rosalía! en Meteora
En el verano de 2019 no había llegado todavía el COVID-19, el único virus que teníamos en la cabeza en aquellos días era ¡La Rosalía!
En algún lugar del Egeo
Ni sé la de barcos que tomamos en Grecia. Pero esa es la base de cualquier viaje por este país mediterráneo. Con la mayor parte de su territorio sobre rocas saliendo del Egeo no hay más que hablar. Si te lo montas bien, puedes disfrutar del intenso azul cerúleo de verano sobre el mar. Las salidas y llegadas a puerto son lo mejor. Y dónde mejor tomar una bonita instantánea de la partida de un barco que desde su popa, bandera ondeando incluida. Si en el horizonte ves alguna enseña nacional (o regional), probablemente esté yo cerca mirándola o echándole una foto. Remember: fun with flags.
Molinos de Mikonos
Podría ser La Mancha, pero es Mikonos. La isla de la fiesta por excelencia de Grecia cuenta con unos lugares algo más ‘tranquilos’ y monumentales como estos ‘gigantes’ que se encuentran esparcidos por Hora, la capital de la isla. Los molinos los levantaron los venecianos, dueños y señores de la zona hasta que el Imperio otomano hiciera de las suyas por aquí.
Oia, Santorini
Mira, mira, mira. ¿Podemos salir sin los millones de turistas? Más o menos. Soy consciente de que éramos parte del problema: nos quejamos de los turistas, pero turistas somos nosotros también a fin y al cabo. Santorini lo merece: ¿o no? Quizá la próxima vez intentaré ir en otra fecha que no sea verano.
¿Sabes lo que menos me gusta de la foto? Que parezco viejísimo. ¿Y lo mejor de la foto? Tamás.
Atardecer en Oia
Daba igual la gente. Daba igual la masificación. Ahí estábamos viendo como el sol se ponía sobre el Egeo. Lo mejor estaba por llegar. Una vez el astro rey hace su desaparición tras el horizonte, todos los cruceristas se van. Es el momento de disfrutar del frescor que corre por encima de la caldera de Santorini.
Mapa de localización
En este mapa te localizo las localizaciones exactas dónde fueron tomadas cada una de las fotos.
Más sobre Grecia
En este post puedes leer la crónica entera sobre mi viaje de 15 días por Grecia durante el verano de 2019.
In memoriam
Me gustaría dedicar este post a mi tío Alfredo Clemente, que me regaló la Polaroid 635 CL en 1992 y que falleció a causa de la fatídica epidemia del Covid-19 mientras redactaba y maquetaba este post.
Siempre recordaré la capital de Burkina Faso por ti y cuándo vale una casa en Dubrovnik.
Otros reportajes fotográficos
Visita el sur de Estados Unidos o los Balcanes occidentales también con mi Polaroid.
Comments
Lo siento mucho amigo. Guarda ese tesoro que te recuerda a él y que te ha permitido hacer un post tan sumamente bonito, no ha podido gustarme más.
Nosotros no pudimos ver el atardecer en Santorini, porque ese día estaba nublado.. pero volveremos, porque nos pareció un lugar increíblemente maravilloso.
Por cierto, nosotros tenemos una Polaroid también y nos la llevamos a Grecia, ¡qué casualidad! pero todas las fotos salían mal y acabamos dándonos por vencidos.
Gracias por tu comentario y tus condolencias amor! Realmente mi Polaroid y mi resto de cámaras son como mi pequeño tesoro. Y ahora mismo, mucho más! hay que volver a Santorini! Yo intento llevar la polaroid por lo menos una vez al año, el problema que tengo es que los carretes son carísimos!!!! jajaj
un abrazo!!