Venecia en 2 días huele fatal en verano. ¿Has escuchado alguna vez esta frase? Bueno, pues las dos veces que he estado en la capital de los canales, ésta nunca me ha dado mal olor. De hecho, en mi última visita a Italia, Florencia daba peor olor que Venecia sinceramente.
Venecia es un destino que me gusta y que no me gusta a la vez. No me gusta porque hay demasiada gente, no me gusta porque los precios son muy altos. Pero Venecia me gusta porque no hay ciudad más original en el mundo, me gusta porque en cada esquina, en cada recoveco tienes una foto espectacular, me gusta porque Venecia desprende alegría, me gusta porque hay que ver Venecia al menos una vez en la vida.
¿Tienes dos días para descubrir la ciudad de los canales? Aquí te dejo, en base a mi experiencia, un recorrido para que no te dejes nada de lo importante y, de paso, descubras algún que otro rincón menos conocido.
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Día 1. Mañana. Paseo por San Marcos, Castello y Canareggio
Vamos a comenzar la visita por tres de los barrios más céntricos de Venecia: San Marcos, Castello y Canareggio. Aquí te iré indicando puntos interesantes en los que pararte pero por supuesto el encanto de Venecia está en el callejeo y andar sin rumbo descubriendo que cada rincón es más mágico que el anterior. Aprovecha cada puentecito para enamorarte más de questa Venezia.
Plaza de San Marcos

Toda visita a Venecia debe comenzar por uno de sus rincones más icónicos: la plaza de San Marcos. Llegar hasta aquí es muy fácil, ya que desde cualquier punto de la ciudad hay carteles amarillos señalando hacia ‘San Marcos’, así como a otros como ‘Rialto’ o la ‘Ferrovía’. Hay que quedarse aquí un ratito para disfrutar de las vistas intentando que no nos dé un stendhal.
El ambiente es muy concurrido, sobre todo por las mañanas, y aunque la atmósfera invite a tomarse un espresso en alguna de sus terrazas, el precio no baja de los 6 euros. ¡Bam!
Torre dell’Orologio

En uno de los laterales de la piazza se levanta la Torre dell’ Orologio, o torre del Reloj. Levantada en 1496, ésta era la encargada principal de indicar a los marineros que partían o arribaban a Venecia de su hora, con dos simpáticos musulmanes (moris) que tañían (y todavía tañen) las campanas cada hora.
Campo e iglesia de Santa María Formosa

Algo más alejada del circuito turístico se abre esta amplia plaza rodeada de elegantes edificios con su correspondiente iglesia. Parte renacentista y parte barroca, es una bonita edificación cuyo nombre viene dado -según dicen y he leído por ahí- en que se apareció una virgen ‘de buen año’ o ‘hermosota’. ¿Será verdad?
Librería Acqua Alta

¿Dónde se encuentra la librería más bonita del mundo? Los venecianos lo tienen claro, aquí en su ciudad. Más concretamente se refieren a la Librería Acqua Alta, situada entre los callejones del noreste de la ciudad. El interior se encuentra lleno (llenísimo) de libros metidos en góndolas y la parte trasera da a un canal y cuenta con una góndola para que puedas hacerte una fotito tranquila. También tiene un patio trasero con una montaña formada de libros que da directamente al canal. Sinceramente, no es lo que uno se espera encontrar en Venecia y, sin embargo, mola mucho.
Pasticceria dal Conte

Para coger fuerzas podemos hacer una parada técnica en la Pasticceria dal Conde, una pequeña cafetería haciendo esquina con decoración vintage musical muy hípster, en la que -importante- no cobran el cubierto. Eso sí, no le pidas al dueño un café y un sándwich que te mirará como cuando los españoles miran a alguien que pone chorizo en la paella.
Basílica de San Juan y San Pablo

De estilo gótico y renacentista, este templo, con categoría de basílica, es uno de los más grandes de toda la ciudad. Lo que más me llamó la atención de la iglesia, fue su trampantojo no trampantojo de uno de sus laterales. Es decir, era un trampantojo hecho de mármol y otras piedras que tenía profundidad en bajorrelieve. Una locura muy original.
Iglesia de Santa María de los Milagros

Esta iglesia de construcción contundente va a ser la última que veamos en la mañana. Es de una sola nave y cuenta con una rica decoración exterior en mármol. Estamos en pleno «centro» de Venecia ahora y toca pasar al otro lado del Gran Canal, por el que quizá sea el más famoso de todos los puentes de la ciudad.
Día 1. Tarde. Rialto, San Polo y Santa Croce
Puente de Rialto

Éste es sin duda uno de los lugares más icónicos de Venecia… y de los más concurridos. El puente es precioso pero hay que encontrar la manera de esquivar bien a las hordas de turistas. Su fama le viene bien dada y se trata del puente más antiguo de todos los que cruzan el Gran Canal veneciano. Es en este punto en el que pasaremos al otro ‘lado’ de la ciudad.
Mercado de Rialto

Éste fue quizá uno de los lugares que más me gustaron de Venecia en mi última visita. Parece conservar todavía el encanto auténtico de la ciudad. Justo frente al canal, multitud de puestos de frutas y verduras coloridos en los que disfrutar de un rincón tranquilo. ¿Y por qué no comprar algo de fruta y disfrutarlos sentados mirando los canales? Eso fue precisamente lo que hicimos.
Campo e iglesia de San Cassiano

Otra de las recoletas placitas o campos que se abren de forma inesperada callejeando por Venecia. La iglesia que lo preside es de las más antiguas de la ciudad, del siglo XIV, aunque ya en el siglo VIII se tiene constancia de un templo en este mismo emplazamiento. En esta plaza fue también dónde se abrió la primera ópera del mundo. Casi nada.
San Giacomo dall’Orio

Con una grandiosa torre de macizas formas, San Giacomo dall’Orio lleva gobernando esta parte tranquila de Venecia desde el siglo IX. Aquí se nota que no llegan muchos turistas y eso se agradece. Aquí se respira una atmósfera más de barrio que en otras zonas de la ciudad. Este es el punto más alejado del centro al que nos adentraremos. De aquí volvemos hacia el Gran Canal.
Basílica de Santa María dei Frari

Una última paradita en el paseo del día antes del merecido descanso. La basílica de Santa María dei Frari es uno de los templos más grandes de Venecia. Se trata de una de las iglesias más importantes también de la ciudad en la que contrasta su sobrio exterior con un interior riquísimo en decoraciones con estatuas de mármol.
¿Un ‘spritz’?

Una de mis experiencias favoritas en Venecia (y en cualquier lugar del mundo, aunque en Venecia es donde más pega) es tomarme un Aperol spritz al atardecer en un ‘campo’. Aprovecha que es lo típico de esta ciudad. Busca alguna terracita (comprueba el precio antes de sentarte) y a disfrutar.
Día 1. Noche. Paseo nocturno

Una visita a Venecia no es visita sin disfrutarla también por la noche. ¿El principal aliciente? Los cruceristas y excursionistas ya se han ido y han dejado las calles más libres y transitables. Una gozada. No te cortes a la hora de recorrer todas sus callejuelas y quizá te encuentres con alguna festividad local. Yo tuve la suerte de encontrarme en la noche de San Juan (San Giovanni) y en el sestiere del mismo nombre tenían conciertito y puestecitos dónde servían comidas y vinos locales.
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Día 2. Mañana. El palacio Ducal, la basílica de San Marco y el Campanile
El palacio Ducal

Venecia hoy es una ciudad de tamaño medio en el norte de Italia, pero durante más de un milenio fue la capital de una poderosa república marinera. El poder de dicha república emanaba del palacio Ducal, un magnífico edificio de estilo gótico que nunca dejó de reformarse y añadiendo estilo y realeza a la sede del gobierno de Venecia. El adjetivo ‘ducal’ no viene de ‘duque’ si no de ‘dogo’: el mayor cargo representativo de la república.
De todos los edificios de Venecia, este es el que debes visitar sí o sí. La entrada cuesta 25-30 euros (en este link puedes comprarlo por anticipado) y aunque parezca mucho, por el tiempo que se le dedica merece la pena.
La visita al palacio Ducal recorre todas las salas dónde se reunían las distintas cámaras representativas de la democracia electiva veneciana.
Dentro del palacio podrás también atravesar el archiconocido ‘puente de los Suspiros’ que daba paso a los calabozos, la parte menos ‘noble’ del edificio pero que merece la pena también descubrir.
La basílica de San Marco

Quizá sea este uno de los monumentos religiosos cristianos más llamativos del mundo. Los venecianos ricos del la época tenían la obligación de hacer su aportación a la basílica que empezó a construirse en el siglo XI. De ahí que se vea tanto dorado por todas las partes. Que los principales aportadores fueran marineros se nota también en la influencia bizantina que tiene el templo, debido a las relacione comerciales y militares de Venecia con Costantinopla.
Lo mejor es reservar la entrada al recinto, que cuesta sólo 3 euros, aunque da acceso a poco ya que luego dentro de la iglesia, hay que pagar extra por cualquier otra zona que se quiera visitar.
Il Campanille

Al igual que en otros templos del norte de Italia, el campanario de la basílica veneciana se encuentra separado del edificio principal del templo. La torre es uno de los principales iconos de la ciudad de los canales y, lo que nos sabe mucha gente es que se trata de una reconstrucción. En 1902 la torre -sin motivo aparente- se desplomó completamente matando a la friolera de… nadie. Nadie murió, excepto el gato del campanero.
Día 2. Tarde. El museo Correr

Conel ticket del palacio Ducal se incluye también el museo Correr, que se encuentra en el otro extremo de la plaza de San Marco. El edificio es inmenso e incluye diferentes museos (no sólo el Correr). Este edificio es el contrapunto al palacio Ducal ya que se edificó por aquellos que ‘desmontaron’ y ocuparon la república de Venecia: el Imperio napoleónico y el Imperio austro-húngaro. De hecho, la marca francesa y austriaca se ven claramente en el edificio. Tanto Napoleón como Francisco José y su famosísima esposa, Sissí Emperatriz, estaban enamorados de Venecia y quisieron dejar su impronta en la ciudad y tener una buena residencia para cuando visitaran esta ciudad de sus dominios.
Día 2. Atardecer. Dorsodouro
Tras una jornada agotadora de palacios y museos, nada como ir a despedirnos de la ciudad de los canales al bucólico barrio de Dorsodouro. Al atardecer es la mejor hora, ya que a esta hora, los edificios de Venecia aportan una luz diferente y los ocres se vuelven, de alguna forma, más luminosos. Para llegar al barrio lo mejor es atravesar el original puente de madera de la Academia, nombre que le viene dado porque da a parar justo a la conocida Galleria dell’Accademia veneciana.
Paseo por Dorsodouro

El Dorsodouro es la parte más meridional del ‘núcleo’ de Venecia (sin contar la Giudecca) según vamos caminando hacia el este se va estrechando hasta que termina en punta. Sus callejuelas y recovecos con igual de románticos (o incluso más). Aquí la vida se ve de forma más relajada que en el centro centro de Venecia. Lo ideal es dejarse llevar hasta la punta este.
Basílica de Santa María de la Salud

Grandiosa y barroca, la basílica de Santa María de la Salud preside el final del Dorsodouro. Esta iglesia fue levantada aquí una vez remitió la epidemia de peste que llegó a la ciudad en 1630 y que mató a 80.000 personas. Así que realmente, es un poco un monumento a ‘gracias por nada’. Blasfemias aparte, la iglesia se caracteriza por su planta octogonal, muy diferente a otros templos de la ciudad. La iglesia es una muestra perfecta de la arquitectura barroca.
Punta de la Dogana

Y aquí termina nuestro recorrido veneciano. Siéntate y contempla la ciudad con toda tranquilidad. Venecia merece la pena y es una de las ciudades más bonitas del mundo. Y más fotogénicas.
Para volver puedes preguntarle a los gondoleros cuánto cuesta el trayecto hasta la plaza de San Marco. Parece ser que no es caro, pero yo no pregunté y decidí dar la vuelta a pie y disfrutar de un nuevo ‘spritz’ a mitad de camino.
Mapa de situación de Venecia en 2 días
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