Siempre que me preguntan que cual es mi país favorito, me quedo un rato pensando. Me vienen a la mente tres o cuatro naciones que siempre me sacan una sonrisa especial cuando las recuerdo. Pero no me puedo engañar, mi país favorito es y será siempre Italia. Da igual norte, centro que sur, Italia siempre tiene algo nuevo que ofrecer que siempre me conquista. Tres ciudades del norte: Milán, Génova y Turín no pudieron ser menos. Si tienes 5 o 6 días para recorrerlas no lo dudes, lánzate a por ellas.
Llegar a ellas es muy sencillo gracias a la buena conectividad que tienen a través de los diferentes aeropuertos de cualquiera de las tres ciudades, y moverse entre una y otra no presenta tampoco dificultad alguna. Aunque los trenes italianos no se caractericen precisamente por su puntualidad. Pero andiamo!
En este post encontrarás:
Día 1. Llegada a Milán
La capital de la Lombardía es quizá una de las ciudades que a la gente menos le gusta de toda Italia. Sin embargo, a mí me encanta gracias a su vida, sus bares y su estilo. En nuestra llegada a Milán, nada como un paseo por su centro histórico y de tiendas. La primera parada no puede ser otra que la piazza del Duomo, dónde la imponente catedral gótica parece levantarse diciendo «Aquí estoy». Cuidado con las palomas eso sí, que son un poco incordio. Justo al lado de la catedral se encuentra el centro comercial más antiguo del mundo: la galería Vittorio Emmanuele. Erigida en el siglo XIX, dicen que está gafada. ¿Cómo deshacerse de la mala suerte que comporta el visitarla? Muy fácil. Sólo tienes que pisar los testículos del toro del escudo que se encuentra en el centro de la galería y dar dos vueltas sobre ti mismo. Pobre toro.
Para la cena, no podemos olvidar el aperitivo, y mi recomendación es ir hacia la zona de los Navigli, o canales, dar una precioso paseo a la luz de la luna y elegir un sitio para tomar un spritz aperol y disfrutar de la gastronomía lombarda con el aperitivo de rigor.
Día 2. Milán
Toca ponerse las botas de caminar y descubrir a fondo en esta jornada lo mejorcito de la capital económica de Italia. Si el día anterior nos acercamos a ver el Duomo por fuera. Hoy podemos descubrirlo por dentro, o incluso mejor, desde arriba. Lo que más merece la pena es subir a la cubierta de la Catedral. No sólo ofrece unas vistas increíbles, es una sensación única caminar entre sus pináculos y gárgolas. Una Milán desde otro punto de vista.
Desde il Duomo nos acercaremos a conocer el Castello Sforza, una de las mayores y más imponentes fortalezas del norte de Italia. Cerca del mismo y como un alto en el camino, podemos visitar el parco Sempione y el regio Arco della Pace.
Para la tarde podemos elegir (o hacer las dos visitas si nos da tiempo) visitar el imponente Cementerio Monumental o, si queremos descubrir algo distinto, acercarnos al Hangar Biccoca, un antiguo edificio industrial, reconvertido hoy en día en un centro de arte contemporáneo con diferentes exposiciones que siempre merece la pena visitar.
Para el aperitivo del último día, no debemos dejar de visitar el barrio cercano a la estación central que ha sido bautizado recientemente como Rainbow District. En él no sólo encontraremos pintorescos bares para el aperitivo, sino también divertidos pubs para tomarnos una copa. O dos.
Día 3. De Milán a Génova
Un último adiós a Milán desde la fabulosa y fastuosa Estación Central y nos plantamos en Génova. Al contrario que Milán, todo el mundo coincide en que esta antigua capital marinera tiene un encanto único y difícil de superar.
Para tomar el pulso a la ciudad, nada como empezar por la piazza de Ferrari, dónde se ubica el «comienzo» del centro histórico. De ahí, merece la pena empezar a recorrer el casco antiguo a través de sus pequeños callejones o caruggi. En muchas guías y blogs mencionan las ratas que lo merodean pero, por suerte, yo no me crucé con ninguna. Suerte porque los mapaches y las ratas no nos llevamos muy bien. En el centro se encuentra la catedral de San Lorenzo, de ese estilo tan típico blanco y negro o «catedral pijama».
Nuestro paseo por el centro terminará en el Porto Antico y, si te gustan las atracciones retro, lo mejor es subirse al mirador del Bigo, remanente retrofuturista de la Expo 92 de Génova.
Para el terminar el día, nos subiremos a lo alto del Belvedere Castelleto, al cual se accede mediante un antiguo ascensor. Las vistas del atardecer desde este mirador sobre el puerto son muy románticas e impresionantes.
Día 4. Génova
Génova no se puede entender sin sus Palazzi dei Rolli y son en ellos donde vamos a comenzar nuestro segundo día en la capital ligur. Esta colección de inmensas y riquísimas villas palatinas son Patrimonio Mundial de la Unesco y se encuentran en su mayoría en la via Garibaldi. Destacan en esta avenida el Palazzo Rosso y el Palazo Bianco. No obstante, el más sobresaliente por su magnífico interior es el Palazzo Reale. Este se encuentra algo más retirado, pero el paseo hasta él merece bien la pena. Desde aquí, tomaremos el funicular que asciende hasta Righi-Zecha. Es uno de los funiculares más auténticos que he conocido y desde arriba parece como salir completamente de la ciudad con sus bosques y sus posibilidades de caminatas.
Para pasar la tarde, nos desplazaremos en bus desde el centro hasta el bucólico barrio de Nervi. Situado al este de la ciudad, se trata de un antiguo pueblo pesquero que la ciudad absorvió y que hoy sirve de «aperitivo» para aquellos que no tienen tiempo para acercarse hasta Cinque Terre. Un cafecito en cualquiera de los coquetos bares de la zona es la guinda del pastel para una preciosa tarde genovesa.
¿No has probado el pesto genovese? ¡No te vayas de Génova sin probarlo! Es una de mis recetas italianas favoritas. Y eso que tengo muchas.
Día 5. De Génova a Turín
De la portuaria Génova pasamos a la Turín de la realeza. En estos grandes bulevares de inspiración parisina se gestó la unificación italiana. Mi intención era la de llegar a Turín por la mañana temprano cuanto antes para poder disfrutar a tope de la ciudad. No obstante, por culpa de la tormenta Ana y la paralización del sistema ferroviario no pude llegar hasta la capital piamontesa hasta primera hora de la tarde. En una hipotética mañana me hubiera gustado visitar el museo Egipcio, uno de los grandes centros de arte del antiguo Egipto del mundo. Para otra ocasión.
La tarde de tu jornada turinesa puede comenzar visitando el pequeño y discreto Duomo. Mucho más humilde que las catedrales de otras capitales italianas, lo característico de ésta es que contiene lo que los católicos denominan la Sábana Santa, el sudario en el que envolvieron a Jesús de Nazaret y dentro del cual resucitó. Milagros. Cerca del Duomo se encuentra la Porta Palatina, de época romana, nos recuerda el origen milenario de Turín.
Para continuar nos dirigiremos hacia Via Po, con sus magníficos soportales hacia la Mole Antonelliana. Esta inmensa cúpula es el icono inconfundible de la ciudad y se puede ascender a ella con un ascensor no apto para cardiacos pero desde el cual se observan unas magníficas vistas de toda la ciudad.
Finalmente y continuando nuestro paseo por la Via Po llegaremos hasta el río que lleva el mismo nombre que esta calle. Cruzando el puente llegaremos hasta lo que parece un templo romano pero que en realidad es una iglesia: la iglesia de la Madre de Dios. Toca volver al centro y disfrutar de vuelta de la increíble belleza de las calles turinesas y buscarnos un buen lugar para tomar nuestro último aperitivo italiano.
Día 6. Vuelta
Toca volver a casa desde Turín. Esta ciudad cuenta con una gran conectividad, no sólo con su mismo aeropuerto, sino también con el aeropuerto de Malpensa directamente sin tener que pasar por Milán, por lo que es una opción perfecta para terminar nuestro corto -pero intenso- viaje por el norte de Italia.
¿Te has quedado con ganas de más Italia?
Consulta todas mis entradas sobre el país de la bota y si tienes dudas ¡pregunta en los comentarios!
Comments
Muchas gracias por tu comentario! Me alegro que hayamos compartido ideas de viaje! y sí! Génova y Turín tienes que visitarlos! un abrazo!
Qué poco conozco Italia, y eso que está cerca y es relativamente barato volar. Una pregunta, ¿Merece la pena conocer estos 3 lugares juntos? ¿Y por separado? No conozco nada el norte de Italia, y podría ser una opción….
Realmente una ruta por los 3 lugares con dos días en cada ciudad sería lo ideal. Están cerca y muy bien comunicadas. Creo que es un viaje redondo incluyendo las tres ciudades. Te lo recomiento totalmente!
¡¡Me guardo esta Ruta!! Conozco gran parte de Italia pero tengo muy pendiente una visita al norte, ¡Sobre todo a Milán y sus alrededores! ¡Muy buen post! Saludos
Muchas gracias Domi! La verdad es que soy muy del sur de Italia, pero el norte la verdad es que me sorprendió gratamente cuando fui allí el año pasado. Si vas, dime! Un abrazo!
No haber ido a ver el Convento de los Dominicos, con su ultima cena…es como no haber estado en Milán pfff
Tendré que volver a verlo, pero realmente si tengo dos días en Milán, no voy a gastar tanto tiempo y esfuerzo para ver únicamente una pintura. Lo admito, la pintura es la forma de arte que menos me atrae y menos me sorprende en persona. Saludos!