Mis 10 mejores experiencias viajeras en 2018

Si Bette Davis se me hubiera presentado el 1 de enero de 2018 con su famosa frase en Eva al desnudo «Abróchense los cinturones, este va a ser un viaje movidito», la verdad es que hubiera llegado al día de hoy mejor preparado.

Este último año ha sido muy intenso tanto a nivel personal como a nivel de viajes. Pero no cambiaría ni una sola coma del relato de los doce meses que se acaban ahora.

Doce países y cinco continentes que han dado para mucho. Tanto que realmente llevo más de dos semanas dándole vueltas a cuáles han sido las diez mejores experiencias viajeras que he vivido en 2018. Me ha costado y he dejado grandes vivencias fuera del listado, pero finalmente éstas son las seleccionadas. Espero que hayáis disfrutado leyendo mis posts como yo escribiéndolos.

¡A todo mi público, os deseo Feliz Navidad y un próspero y viajero 2019!

10. Disfrutar de la gastronomía jiennense de la mano de grandes blogueros

¿Quién me iba a decir a mí que iba a disfrutar tanto de la provincia de Jaén durante este 2018? Tras una ruta turística por algunos de los pueblos más bonitos del «mar de olivos», tuve la ocasión de conocer la gastronomía de Frailes de la mano de Rafa (Viajes con Humor) junto a otros grandes compañeros de la blogosfera como Gloria y Jose de El viaje me hizo a mí, Alberto de Andalusia, viaggio italiano, Irene de Tragaviajes, Patricia de La Cosmopolillamis Lorena y David de El mundo en mi cámara, Arian de Andurriante y Marga y Kike de Los viajes de Margalliver.

Frailes celebra en el mes de abril sus Jornadas Vinícolas en las que se prepara la olla podría, un plato exquisito, para ¡2000 personas! La verdad es que salí de allí rodando. ¡y es que como se come en los pueblos no se come en ningún lado!

9. Hacer el friki total en un karaoke de Tokio

Tras una jornada intensa promocionando Granada y Andalusian Soul (nuestra marca conjunta con Córdoba, Málaga y Sevilla) en Japón, al equipo tan majo que formábamos nos gustaba sacarle máximo partido a nuestra estancia tokiota. Una noche, ni cortos ni perezosos nos metimos de cabeza en un karaoke en el barrio de Shimbashi. Entramos para media hora y al final echamos toda la noche.

¿Un mapache vestido de monete cantando Lady Gaga? Sí. Aquella noche de septiembre de 2018.

8. Navegar por el delta de El Tigre

En 2018 visité por segunda vez Buenos Aires, y gracias a unos grandes amigos como son Diego y Gladis, pude disfrutar de una pequeña escapada al delta de El Tigre. El tiempo no acompañó, pero navegar por los canales de esta pequeña población localizada al norte de la capital porteña.

Una experiencia distinta a lo que tenía por usual en Buenos Aires, un paisaje idílico a tan solo unos kilómetros del bullicio de la ciudad. Me encantó también conocer el mercadillo de alrededor del embarcadero y la gastronomía local argentina de la zona.

7. Descubrir los pueblos de Marruecos en coche

Ya me gustaba Marruecos antes de este año, pero ahora que me he atrevido a recorrerlo en coche, estoy enamorado de nuestro vecino del sur. Conducir de pueblo en pueblo por las carreteras del Rif, la región más septentrional del país alauí, es una experiencia difícil de olvidar. Cada uno de los rinconcitos que descubrimos en nuestro roadtrip africano nos gustaba aún más que el anterior.

La elegancia de Asilah, el pasado colonial de Tetuán o Larache, y el esplendor de Chefchauen hacen que merezca la pena lanzarse a la aventura de la conducción por Marruecos. 

6. Subir a lo más alto de toda América…

A lo más alto de Estados Unidos, para ser más correcto. En mi tercera visita a la Gran Manzana, pude subir al One World Observatory, el cual se encontraba en obras durante mis anteriores viajes a Nueva York. Con sus 417 metros de altura es actualmente el edificio más alto de todo el continente americano y ofrece unas vistas únicas desde el sur de la isla de Manhattan

Todo fue magnífico y muy diferente a mis otras «subidas» a los rascacielos neoyorkinos. Una experiencia desde el minuto en el que montas en el ascensor.

5. …y a lo más alto de España

Mucho más elevada que el One World Observatory se encuentra la montaña más alta de nuestro país. En mi primera visita a la isla de Tenerife, tuve la suerte de poder subir al volcán del Teide. Montar en el telecabina y la marcha hacia el pico del cráter son un momento difícil de olvidar. Y difícil de repetir. La subida es, simplemente, impactante

La subida es muy interesante y las vistas, si el día acompaña, son espectaculares. Ver los gases escapando de las pequeñas fumarolas del volcán y el olor a azufre es quizá uno de los recuerdos más vívidos de este mi 2018.

4. Mostrar orgullo de familia en Nueva York

Fue pura casualidad el hecho de que coincidieran las celebraciones del orgullo LGBT en Nueva York durante mi visita con mi madre y mi hermano. Y la verdad, no me pudo hacer más ilusión compartir estos momentos de celebración de lo que somos, como familia, disfrutando de una de los desfiles más importantes de todo el mundo.

¡Mucho color, mucha alegría, mucho orgullo y mucha familia!

3. Comer mucho y bien en los Balcanes

Serbia, Montenegro, Albania y Macedonia son cuatro países muy pequeños pero muy intensos. Entre los mayores atractivos que me encontré por sus ciudades, calles y carreteras fue su gastronomía. En todas estas naciones se come de maravilla: burek, cevapi a orillas del río en Belgrado, pescadito fresco en Kotor y Ohrid, restaurantes chic en Tirana.  En cada sitio que parábamos para desayunar, comer o cenar nos poníamos hasta arriba. No me extraña que volviera con dos kilos de más. Dos kilos balcánicos.

2. Ver el atardecer en la costa de Montenegro…

Viviendo en Granada es difícil que un atardecer nos deje con la boca abierta, pero esa fue la sensación que tuve en la costa del pequeño país balcánico de Montenegro. En las orillas de la bahía de Kotor, bañado en las aguas del Adriático, presencié una de las puestas de sol más bonitas que he admirado. El sol se escondió entre las abruptas montañas oscuras que dieron nombre a esta pequeña nación del este de Europa, el monte negro. 

En cualquier calita o en el mágico pueblecito de Perast, los atardeceres son como te digo: espectaculares.

1. …y en las playas de Bali

Pero si ha habido algún atardecer mágico durante este último año y una experiencia única, éste ha sido el de Bali. La isla indonesia me ha brindado unas puestas de sol magníficas, tanto en sus playas, como en sus acantilados o en sus beach bars. Un cóctel, unas palmeras, una infinity pool, y ¿quién quiere más? Los colores del atardecer en el océano Índico son y serán difíciles de olvidar y, sin duda, un colofón para el 2018 que hará que el 2019 se lo tenga que currar mucho en cuanto a viajes se refiere.

¿Y las tuyas?

¡Cuéntame cuáles han sido tus mejores experiencias viajeras en este último año en los comentarios! 


Comments

  1. Domi Ramos Rey

    ¡¡No te podrás quejar!! ¡¡Menudo año viajero!! Creo que se te pasó Singapur ¡Seguro que el 2019 será incluso mejor que el 2018!! Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *