Rara, moderna, tradicional y fiestera. Bienvenidos a Colonia, la ciudad que rompe todos los esquemas y estereotipos que podamos tener de Alemania. Situada en el corazón de uno de los estados más ricos del país centroeuropeo, Nordrhein-Westfalen, Colonia es una de los destinos que deben estar sí o sí en cualquier ruta que se precie por Alemania.
Si te dejas caer por la conocida como «capital del Rin», a continuación te enumero todo lo que puedes hacer y ver para sacar el máximo partido a tu estancia en la ciudad del Carnaval alemán. Na los!
En este post encontrarás:
Sentirse pequeño ante la Kölner Dom
Es el símbolo por excelencia de la capital del Rin es -no cabe duda- su imponente catedral o Dom. Se puede divisar desde kilómetros a la redonda ya que se eleva como ninguna otra catedral alemana sobre el resto del skyline de la ciudad. Entrar a la catedral es gratis, si bien hay una suerte de monjes que van con unas «huchas» pidiendo donativos para la misma. Estos mismos monjes impiden el paso si eres mujer y vas con los hombros descubiertos. Si eres hombre, no. Pequeños machismos que se encuentra uno por la vida.
La catedral cuenta también con unas reliquias de lo más asombrosas. Te sorprenderán, sobre todo, si eres español. Se trata de los restos de los Reyes Magos. O eso dice la leyenda. Hay un pequeño altar en el templo con el sarcófago dorado que recoge los supuestos cuerpos de Melchor, Gaspar y Baltasar. Aquí se pueden pedir los regalos a los Reyes sin intermediario alguno.
Si te gusta observar las ciudades desde las alturas, existe la posibilidad de subir los 500 metros de una de las imponentes torres. Eso sí, pagando.
Recorrer el puente con más candados del mundo
Justo en las traseras de la catedral, y uniendo las orillas del Rin, encontramos el puente Hohenzollern (Hohenzollernbrücke). Se trata de uno de los puentes más largos de toda Alemania y conecta los bancos del río con una longitud de 409 metros y una altura de 167 metros sobre el caudal. Como ocurrión conprácticamente toda la ciudad, el puente fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en las décadas posteriores para uso ferroviario y peatonal. Merece la pena recorrerlo, no solo por sus característicos arcos, sino también porque desde el mismo se aprecian unas de las mejores vistas de la catedral desde lejos.
Otro detalle digno de mencionar del puente, además de su tamaño, sus vistas y sus arcos, son los millones de candados de amor que visitantes y locales han ido dejando en sus rejas. Al contrario que de otros puentes como el Pont des Arts de París, las autoridades no han retirado nunca los candados del Hohenzollernbrücke y, la verdad, da hasta miedo. La pregunta que me surque aquí es: ¿Cuántas de estas millones de parejas que han dejado aquí prueba de su amor siguen juntas?
Sentir el ambiente de la antigua Colonia en la Altstadt
Cómo ya he comentado antes, la ciudad de Colonia fue prácticamente borrada del mapa durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Con estos ataques mucho del encanto de la antigua ciudad desapareció. No obstante, en la zona sur del centro se reconstruyó parte de la Altstadt, literalmente ciudad antigua, y pasear por sus calles nos transporta a lo que antaño tuvo que ser Colonia.
El barrio gira entorno al Altmarkt, una placita muy animada llena de restaurantes donde podemos probar la gatronomía renana y la cerveza del local. En la misma plaza encontramos el coqueto Altrathaus, el antiguo Ayuntamiento de la ciudad. Con un poco de suerte y si hace buen tiempo se puede observar el cóctel de alguna boda germana.
Otro de los puntos centrales de la Altstadt es la gran iglesia de San Martín (Groß St Martin Kirche). Es este uno de los templos más originales de la ciudad y destaca por su ecléctica y característica torre.
Por último y para despedirnos del barrio, merece la pena acercarse a la orilla del Rin, donde una hilera de casitas muy estrechas y coloridas, saludan al río separadas por un parque lineal donde podemos sentarnos a disfrutar de las vistas, bien del río, bien las casitas.
Descubrir el pasado romano de la ciudad en el Museo Romano-Germánico
El nombre de Colonia lo dice todo. La ciudad fue fundada como colonia romana a esta orilla del Rin, siendo este río el limes o frontera de todo el imperio. La dura climatología de la zona podría hacernos pensar que a los romanos no les gustara mucho residir por estas latitudes. Pero todo lo contrario: la ciudad de Colonia fue una de las más importantes del imperio y prueba de ello son todas las piezas artísticas que alberga el Museo Romano-Germánico o Römisch-Germanisches Museum.
Colonia cuenta con una gran cantidad de museos, pero si tienes que elegir uno, elige este. Tiene un precio de 6,50 euros y sus piezas claves y en torno a la que gira toda la exposición son el mosaico de Dionisos y la tumba de Plobicio. Esta magnífica y fina muestra del arte romano data del siglo III y es el motivo por el cual el museo se encuentra en este exacto lugar. Y es que, su tamaño es tal, que era imposible moverlo sin provocar daños por lo que se decidió construir el museo sobre el mismo mosaico.
Hacerse el bohemio por el barrio Belga
El antiguo recorrido de las murallas del burgo medieval ha sido sustituido por una larga avenida por las cuales el trasiego de vehículos y viandantes es continuo. Si nos desviamos un poco en la parte norte de este sistema de avenidas conocido como Ring, encontramos el belgisches Viertel o barrio belga. La denominación del barrio no viene dada porque éste esté poblado por belgas, sino porque las calles del mismo llevan el nombre de ciudades del país vecino.
El corazón del barrio se encuentra en la iglesia de San Miguel (St Michel Kirche) y un bonito y frondoso parque, pero lo bonito del Viertel es pasear por sus callejuelas y descubrir alguna cafetería con encanto donde tomar café y un trozo de tarta casera.
Ponerse hasta arriba de Schnitzel
Uno de los platos estrella de la gastronomía alemana es el Schnitzel. Se trata de un gigantesco trozo de carne empanada, que puede ser de cerdo o de tenera que va acompañada de salsa y, de forma ocasional, con chucrut.
Uno de mis descubrimientos gastronómicos durante mi última estancia en Alemania fue precisamente en un restaurante especializado en Schnitztel en la zona de Barbarossaplatz. Te hablo del encantador Bei Oma Kleinmann donde podrás degustar este plato típico en formato XL por unos 15-17 euros que, para compartir entre dos personas, no está nada mal. Nosotros pedimos el Schnitzel con salsa de curry-piña y sobran las palabras. No dejamos miga.
Para acompañar la comida, lo típico en Colonia es pedirse una Kölsch, la típica cerveza de la ciudad. Al contrario que en otros lugares de Alemania, los habitantes de Colonia sirven la cerveza en vasos pequeños, algo más grande de una caña española. De esta forma se aseguran que la cerveza está siempre fría, y esto es de agradecer.
Bailar hasta que el cuerpo aguante en Rudolfplatz
Colonia es una de las capitales de la fiesta alemana. Son famosos sus carnavales en febrero-marzo y se nota en el ambiente que nos encontramos en una ciudad festiva. Alrededor de Rudolfplatz encontrarás muchos bares para empezar la fiesta y tomar unas Kölsch, además de un pequeño biergarten al aire libre. En teoría es la zona de ambiente gay de Colonia, pero el personal es muy abierto y todos, independientemente de a quién ames, son bienvenidos aquí. Además, podrás disfrutar de todos los estilos de música: tecno, pop o «música carnavalesca colonesa».
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Comments
¡Pero bueno! Como hemos podido nosotros vivir tantos años sin visitar la tumba de los Reyes Magos… Lo mismo si vamos con mucho tiempo de antelación les podemos pedir más cositas para enero…jajaja Lo que más nos ha gustado ha sido la catedral, ¡preciosa! Y el filete, llámanos locos…Pero es ¡cachopo asturiano!
En Colonia solo estuvimps unas horas, la catedral y tomar unas cervezas. Pero me ha encantado ver alguna de tus fotos.
El Schnitztel es nuestro plato preferido tambien en Alemania aunque tambien lo hemos comido en Viena y Praga. Me encanta¡
¡¡He alucinado con el dato de la tumba de los Reyes Magos!!. ¡Solo por eso creo que la visita merecería la pena!!. Además de la tumba, la catedral debe ser realmente increíble. Me llama también mucho la atención el museo romano-germánico y por lo que veo la gastronomía tampoco está nada mal. 😉