9 imágenes y vivencias que harán que te enamores de Vietnam

Imágenes inolvidables de Vietnam

El sudeste asiático ha tenido siempre algo de atrayente para los occidentales. Desde los exploradores portugueses de otras épocas hasta los modernos turistas que hoy en día se dejan caer por estos lares, la Indochina nunca ha dejado indiferente a nadie. Vietnam es, sin duda, una de las joyas de la corona de esta parte del mundo. En lo que a turismo se refiere, Vietnam se encuentra a medio camino entre la archivisitada Tailandia y la recién abierta al mundo Myanmar, por lo que hoy por hoy es un buen momento para conocerlo antes de que llegue a su punto de saturación turística.

¿Estás entonces pensándote una visita a Vietnam? Descubre aquí estas nueve experiencias que harán que, cuando vayas, te enamores perdidamente de este lejano paraíso asiático.

1. El caos de Hanói

caos de hanoi

Pitos, coches, tuk-tuks, familias enteras montadas en una sola motocicleta… así es el centro de Hanói. Uno de los recuerdos más vívidos que te quedarán de Vietnam será el ruido y murmullo constante de su capital. La ciudad con casi siete millones de habitantes es, junto con Pekín, una de las pocas capitales en la que realmente el barullo es constante. Pero no te lleves a engaño, este es precisamente parte de su encanto. Déjate llevar por un trepidante paseo en tuk-tuk a las principales atracciones de Hanói como son el lago de Hoàn Kiếm, la pagoda del pilar único o el templo de la Literatura. Mézclate también con el bullicio y tómate una bia Hà Nội sentado sobre una caja de cervezas en plena calle con los locales.

2. … y su solemnidad

mausoleo de ho chi min

No hay que olvidar que Vietnam es un paraíso socialista, es decir, uno de los pocos países comunistas del mundo, y realmente eso es difícil de ver a simple vista. No obstante, el mausoleo de Ho Chi Minh está ahí para recordárnoslo. Situado al norte del centro de Hanói, este recinto ofrece el contrapunto a la locura ruidosa del resto de la ciudad. Ya había caído la noche cuando visité el megalómano monumento dedicado al héroe vietnamita y no había prácticamente nadie. Toda una explanada presidida por un contundente edificio columnado y una bandera roja correspondiente, vacía. Parece -de todas todas- un lugar completamente distinto al centro de la ciudad. Recuerda regatear bien a los taxistas para llegar hasta aquí, es algo común para cualquier trayecto dentro de la ciudad.

3. El anochecer en Halong Bay

bahía de Ha Long

Una miríada de islas redondeadas de base de caliza blanca y coronadas por una verde -muy verde- vegetación. Un mar tropical que las baña como si se tratara de una inmensa piscina natural. Una embarcación que se mece suavemente empujada por la leve brisa del mar de la China Meridional. Estos tres elementos se combinan para ofrecer uno de los mayores espectáculos de Vietnam: el anochecer en la bahía de Halong. Puede que se haya convertido en un lugar demasiado turístico de un tiempo a esta parte, pero es sin duda una experiencia para desconectar. Desde la capital se tardan unas cuatro horas en llegar por unas carreteras bastante decentes hasta Hai Phòng y ahí se puede contratar el crucero en barco que puede tener varios días de duración e incluir otras atracciones o actividades. Entre toda las opciones que encuentres, no dudes en elegir alguna que ofrezca pasar, al menos, una noche en el mar.

4. Aprender a hacer un rollito de primavera auténtico

rollito de primavera auténtico

De todos es sabido que el rollito de primavera que comemos en España es de todo menos asiático. Si tienes la posibilidad de conocer nativos de la zona con los que viajar, estarán encantados de enseñarte a comer de verdad este plato típico no solo de China -como uno podría pensar-, sino de todo el sudeste asiático, incluido Vietnam. Un auténtico rollito no va frito y cada uno se lo hace a su manera. En la mesa se sitúan diferentes platos con varios tipos de verdura, carne y gambas, los cuales seleccionas con tus palillos y te haces con una tortilla de arroz tu combinación… et voilà. Ya tienes tu rollito de primavera y estás listo para volver a Europa y repetir hasta la saciedad: «la comida asiática de aquí no tiene nada que ver con la de allí».

5. Descubrir las islas «por dentro»

cueva de las maravillas

Las características geológicas de la bahía de Halong han dado lugar a lo largo de los siglos a la formación de espectaculares cuevas en el interior de las islas, haciendo que estas sean en efecto una suerte de «islas huecas». La mayor de estas cuevas es la cueva de las Maravillas, o Grotte des Merveilles, nombre que le dieron los exploradores franceses que dominaban la región allá por el siglo XIX. El Buda feliz es una de las formaciones más llamativas de la cueva. Formación a la que se refirió nuestro querido guía tocándome la barriga indicando que yo también soy un «happy Buda». Muy gracioso. Otra de las estructura llamativa -la que más- es una en forma de pene erecto que los simpáticos guías están deseando señalar y mostrar. En este caso, no hubo toqueteo por parte del guía.

6. Perderte en la selva vietnamita

Selva de Vietnam

Una amplia superficie de Vietnam está cubierta por una tupida selva pluvial. Una visita a esta zona del globo no sería lo mismo sin una buena caminata por lo profundo de la naturaleza selvática. Una serie de torretas militares abandonadas coronan las cimas de las colinas entre la jungla. Subir es una aventura, y más lo es bajar, sobretodo si en tu grupo a alguien le da por tener un ataque de vértigo. En los bosques de Vietnam tendrás oportunidad de ver fauna de lo más variopinto y aprender sobre cómo a los monos no se les puede sonreír, ya que lo toman como un acto de agresión. A los que sí se les puede sonreír sin peligro de ataque es a los hombres mono (ver foto), los cuales ayudan a los guías a seguir el camino con toda seguridad.

7. …y divisar los arrozales

Arrozales de Vietnam

En contraste con la densidad húmeda de la selva, los arrozales ofrecen un panorama radicalmente distinto. Arriba en las montañas del valle de Sapa, el aire resulta seco en comparación la jungla más al sur. La vista alcanza valles lejanos y torrentes montaña abajo tras las amplias extensiones don se cultiva el arroz. La zona del valle de Sapa se encuentra lindando con China y la composición étnica aquí es variada, y las simpáticas chicas hmong, acompañan a los turistas a los cuales intentan vender sus manualidades esgrimiendo una poliglotía impactante.

8. El tren nocturno a Sapa

tren cama vietnam

Siete de la tarde. Ya había anochecido pero Hanói seguía con su mismo e incesante bullicio. Un tren nos esperaba rumbo al norte con destino a la fronteriza localidad de Lào Cai. La estación de Hanói es igual que caótica que el resto de la ciudad pero conserva un decadente encanto heredero de la época colonial francesa. Hay mucho dónde mirar y mucho bulto que esquivar por lo que es preciso darse prisa y no perder el tren. El expreso nocturno a Lào Cai tarda unas ocho horas y es una experiencia más que única ya que combina la romántica atmósfera de los viajes en tren nocturnos con el peculiar sentido asiático del transporte. Llévate comida a ser posible ya que si no, lo único que te ofrecerán en el trayecto serán tallarines instantáneos, palomitas de caramelo y chocolatinas. ¡Ah! Y no te quedes dormido y te pases la estación.

9. Probar el licor de serpiente

licor de serpiente

¿Demasiadas experiencias? ¿Cansado ya de selvas, arrozales, trenes y tuk-tuks? Qué mejor manera de acabar una buena noche en Vietnam que con un buen chupito de rượu thuốc o licor de serpiente. Este llamativo brebaje, típico de la zona, está por todas partes y -no nos vamos a engañar- el primer trago cuesta. Pero hay que ser valientes y probarlo, podrás así añadirlo a tu retahíla de anécdotas viajeras. No te preocupes, el veneno casi ni se nota ;).


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