Hacía muchos años que no pisaba Puerto Real. Por motivos administrativos, hubo una época en la que tuve que visitarla varias veces, pero siempre me dejaba algo frío. El pueblo o ciudad no cuenta con muchos encantos debido a su breve historia y a su carácter principalmente portuario e industrial. Pero toda mi impresión cambió durante mi última visita a la provincia de Cádiz.
Escondida en los astilleros, se encuentra una joya del patrimonio industrial y portuario de la historia de España: el museo El dique.
Localizado en el interior de la bahía de Cádiz, en el municipio de Puerto Real y con vistas a la ‘tacita de plata’, bajo la atenta mirada del nuevo puente de la Constitución o ‘de la Pepa’.
En este post encontrarás:
¿Cómo llegar al museo El Dique de Puerto Real?
La manera más cómoda de llegar hasta el museo El Dique es con coche propio o alquilado. El acceso se hace por las autovías CA-35 y CA-35. El acceso a las instalaciones, al ser portuarias y de interés general del Estado, es restringido, por lo que es necesario reservar previamente la visita a través de su web.
¿Cómo preparar tu visita al museo el Dique?
Como te he comentado en el punto anterior, es necesaria la reserva de tu visita en su web. Existen varias opciones que incluyen la visita a las dos partes principales de la visita: la zona histórica y la zona industrial.
Las diferentes zonas de visita del museo El Dique
Una de las cosas que más me gustaron del museo fue la variedad de recursos turísticos que se muestran: patrimonio histórico, industrial y una completa exposición con interesantísimas piezas de la herencia marinera e imperial de España.
La península de Trocadero y la zona de Matagorda

Probablemente te sonarán los jardines del Trocadero de París. Lo que no te sonará quizás es que el nombre le viene dado de una pequeña península escondida dentro de la bahía de Cádiz. Esa península se encuentra aquí, en los astilleros de El Duque, y Francia obtuvo aquí una batalla decisiva en la reinstauración del absolutismo de España. Francia 1 – Libertades españolas 0.
Esta zona ya había tenido un papel estratégico desde la época de Felipe II. Los ingleses sabían que golpeando Cádiz asestarían un golpe mortal a la potencia naval española y su dominio de los mares. Y así atacaron en 1587 siendo repelidos por el ejército hispano tras lo cual, el monarca decidió construir un magnífico fuerte llamado castillo de Matagorda. Durante las guerras napoleónicas, éste fue destruido y, aunque hubo planes de reconstrucción, su importancia estratégica había decaído y se decidió no volver a reconstruirlo.
Hoy se pueden admirar los restos de sus baluartes y puestos de cañones. Las vistas desde aquí son impresionantes, sobre todo del magnífico puente de la Constitución, el más alto de España y uno de los más impactantes del mundo.
La zona histórica de Antonio López

A pesar de perder su importancia histórica, la zona de construcción de barcos o astilleros continuaron su labor industrial e incluso creció hasta lo que hoy es uno de los puntos de manufactura de barcos más grandes de España.
Durante el siglo XIX, en plena revolución industrial, las empresas eran más que simples empleadoras, suponían algo así como organizaciones paternalistas que ofrecían a sus trabajadores muchos servicios, en parte como labor humanitaria, en parte como labor controladora de sus vidas.
Antonio López fue el gran empresario que dotó a los astilleros de instalaciones que sus obreros podían disfrutar. En honor a éste, su hijo decidió erigir una estatua en su recuerdo. Y no es para menos.
Iglesia de los astilleros

Antonio López erigió una de los templos más bonitos y originales de toda la bahía de Cádiz. Su iglesia sigue patrones neorrománicos y recuerda mucho a los templos ortodoxos y bizantinos del este de Europa. En mi opinión es una de las mayores sorpresas que se esconden en el museo. Todo un viaje en el tiempo y en el espacio por el Mediterráneo.
La escuela, el orfanato y el comedor

Amén de la iglesia, en los astilleros se levantó una escuela para los hijos de los trabajadores que también hacía función de orfanato para los más desfavorecidos. Es un coqueto edificio que sigue manteniendo el encanto de una época ya pasada.
Bordeando también la iglesia se encuentra, siguiendo el mismo estilo arquitectónico el comedor de los obreros. Es el único lugar de todo el recinto que continúa hoy en día con sus mismas funciones. Aquí acuden los trabajadores de Navantia para almorzar.
El dique de carena

¿Sabes lo que es carenar? Yo tampoco lo sabía. Con este término marinero se designa a la tarea de limpiar un barco. Tampoco sabía que los barcos se limpiaban ¿No están en agua todo el rato? Bromas aparte, otro de los atractivos del museo es precisamente su dique de carena. Aquí se limpiaban las naves de hasta 150 metros de eslora. Cuesta imaginarse la labor que tendría que suponer manejar una embarcación hasta esta posición para su posterior de limpieza. Arte industrial en estado puro.
El buque Matagorda

En uno de los laterales del dique de carena podemos observar las ruinas de un barco que salió precisamente de estos astilleros. Altivo y orgulloso a pesar de los años, se levanta el casco de este antiguo buque que lleva el nombre del lugar que le vio nacer: el buque Matagorda. Esta nave sirvió durante décadas a transportar a los trabajadores que venían de Cádiz, ahorrándose de este modo tener que rodear toda la bahía.
En sus últimos años cubría la travesía hasta Canarias, desde donde hizo su última travesía. Hoy es un bonito recuerdo de un tiempo pasado que le fue mejor, pero que recuerda con orgullo.
La zona museística

La visita al museo El Dique termina en su zona expositiva. Aquí podemos observar una gran cantidad de objetos de la historia marítima y portuaria de la zona. Se encuentra situado dentro de lo que era la cámara de bombas del dique. La exposición es completísima y se organiza entorno a cuatro salas que recorren la producción industrial del astillero; la narrativa de la construcción de los barcos, desde su diseño hasta su montaje, el trabajo de los grandes talleres y la evolución de la construcción de buques.
De todas las piezas, lo que más llamó mi atención fue un traje de buzo que data de los años 1920 y que se encuentra en perfecto estado de conservación. El traje parece más de ciencia ficción antigua (o retrofuturismo) que de exploración submarina. Fascina y da claustrofobia al mismo tiempo.
Agradecimientos y código ético
Mi visita al museo El Dique se vio enmarcada en el blogtrip organizado por la red Guadalinfo A una hora de… me gustaría agradecerles a ellos por permitirme descubrir esta joya así como a la organización del museo por esa magnífica visita guiada que nos ofrecieron y al Ayuntamiento de Puerto Real por la calurosa acogida con las que nos recibieron a mí y a mi grupo.
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Mi visita al museo El Dique se encuadró en esta visita alternativa por la provincia de Cádiz que ¡te recomiendo al 100%!
Comments
Muy ilustrativo, la iglesia una maravilla. Gracias por hacernos el confinamiento más ameno. Un abrazo y cuidate
Gracias Nieves. Me alegro de que te haya gustado. Si tienes oportunidad es un museo muy interesante. Un abrazo!