Grandes llanuras, grandes sombreros de cowboy y grandes ciudades. Esto es Texas. Pero Texas es estoy mucho más. El «estado de la estrella solitaria» va más allá del tópico: Dallas cuenta con una gran variedad de ocio nocturno; el imperio español sigue latente en su geografía con las magníficas misiones de San Antonio; y la rareza se hace ciudad en Austin, la capital del estado.
La mejor manera de conocer la enormidad de este estado es con el coche. Texas es el territorio perfecto para un roadtrip. Además, el coche te ayudará a desplazarte por las principales ciudades del estado, las cuales -como norma general en todo Estados Unidos- carecen de sistemas de transporte urbano eficientes. ¿Estás preparado? ¡Abróchate el cinturón que Nos vamos!
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Roadtrip de 7 por Texas
Día 1. Llegada desde Oklahoma
Texas cuenta con una superficie mayor que la de toda España y, al contrario que nuestra península, se encuentra bordeada principalmente de tierra. Cuatro estados, además del vecino México, limitan con Texas por lo que las opciones para entrar en él por carretera son infinitas y la mejor opción siempre responderá al punto del que procedas.
Debido a que nuestro viaje en cuestión comenzará en Dallas, la gran metrópolis de entrada al estado, mi recomendación es que llegues con el coche desde Oklahoma. Desde allí tienes dos vía de entradas principales: la interestatal 35 desde Oklahoma City y la US 75 desde Tulsa. La gran aventura comienza justo en la frontera ya que la mayoría de las autovías de entrada a Texas cuentan con centros de bienvenida con todo lujo de servicios e información turística sobre el estado. Además, siempre albergan alguna divertida instalación para hacerte tu primera foto texana. Como por ejemplo, la gran estrella de bienvenida del Texas Travel Infomation Center que encontrarás justo pasando la frontera por el río Rojo en la US 75.
Otra opción es comenzar tu gran aventura texana haciendo una parada en París… París, Texas, claro está. Para ello hay que entrar bastante más al este, por la US 271, la cual no es una autovía, y añadiría bastante más tiempo de viaje.
Día 2. La gran Dallas
Los Ewing hace ya tiempo que no dan la bienvenida a la megalópolis de la Big D, pero esta gran ciudad que -junto con Fort Worth- forman una de las mayores conglomeraciones urbanas de Estados Unidos, se encuentra de nuevo en pleno auge turístico y cultural.
Llámame gordo, pero una visita a cualquier ciudad norteamericana que se precie no puede comenzar sin unas buenas tortitas. El barrio de Turtle Creek cuenta con una buena selección de diners en los que pedirte el completo: con tu sirope de arce, tu bacon y tus huevos revueltos.
Si te gustan los museos: Dallas es tu ciudad. Su Art District cuenta con el honor de ser el mayor barrio artístico de los Estados Unidos. Y si te gusta pasear entre rascacielos, el Main District te dará la bienvenida entre sus altos edificios y sus renovadas plazas. Es aquí donde el eslogan de Dallas: #DallasBIG toma forma.
¿Una copa? El Oak Lawn te ofrece una imagen de la noche texana que no te esperas. Este es el barrio gay y multicultural de la ciudad y las drag queens vestidas de cowboy junto a parejas de vaqueros cogidos de la mano puede sorprenderte si vienes con una idea preconcebida de lo que es Texas.
Día 3. De Dallas a Austin: la playa de Hippie Hollow
Tomando la interestatal 35 y a unas tres horas y media en coche llegaremos a Austin. Por el camino te cruzarás con la ciudad de Waco, la capital de las desgracias texanas. A parte de la célebre matanza del 93, en 2015 -justo el día que pasaba por allí- se produjo un tiroteo entre dos pandas de moteros. Una mera anécdota con la que podrás entretener a tus compañeros de carretera.
Más al sur, ya casi llegando a Austin, tenemos el paraje natural de Hippie Hollow. Se trata de una suerte de playa en la que se practica nudismo en el lago Travis, algo que no es muy común en Estados Unidos, por lo que si te gusta disfrutar de la naturaleza como tu madre te trajo al mundo, una paradita en Hippie Hollow se hace casi imprescindible.
Para llegar a Hippie Hollow es necesario tomar la salida 250 desde la I-35 dirección oeste por la Texas 45. ¡Ojo! Tiene peaje.
Día 4. Austin: la rara capital del estado
Si Dallas es la vaquera, Austin es la rara. De hecho, su eslogan es «Keep Austin weird» («mantén Austin rara») y es algo que notarás de forma inmediata si tu primera parada en la ciudad es la 6th street. Esta vía y las de su alrededor exhiben sorprendentes grafitis en edificios que albergan bares y restaurantes para todos los gustos. Además, es una zona que invita al paseo, algo que se agradece en Norteamérica, donde la disposición urbana de las ciudades obligan a tener que utilizar el coche para ir de un punto a otro casi de manera constante.
Pero no hay que olvidar que Austin es la capital de Texas por lo que también cuenta con su lado institucional. El capitolio del estado se puede visitar y es una bonita muestra de este tipo de edificación. En él se rinde homenaje a la historia del estado, incluida a España, el antiguo escudo de nuestro país (similar al de Castilla y León) se muestra por todo el edificio.
Una visita a la weird Austin termina con un espectáculo a la altura de su rareza: la salida de la bandada de murciélagos al anochecer. A orillas del río Colorado, austinianos y forasteros se reúnen en el pequeño parque bajo el puente de Congress Avenue para observar los miles de murciélagos que inician su vuelo nocturno cuando cae el sol. En teoría. Y digo en teoría ya que el día que me acerqué a presenciar el espectáculo, el número de roedores voladores era significativamente menor al esperado. Quizá por la impresión que le debieron provocar a los bichitos que decenas de linternas les apuntaran debajo del puente.
Si te gusta la cerveza, Texas en general -y Austin en particular- será tu paraíso. Las fábricas de cervezas locales son una auténtica moda hoy en día a lo largo y ancho de Texas por lo que cada bar de la ciudad te ofrecerá una interesante y variada carta de doradas bebidas. ¡Cuidado si luego tienes que coger el coche!
Día 5. De Austin a San Antonio: el encanto de Gruene
Continuando nuestra ruta hacia el sur del estado nos dirigimos hacia San Antonio, pero en el camino, merece la pena tomar un ligero desvío y visitar la pequeña localidad de Gruene.
De extraño nombre (se pronuncia /gri:n/ del mismo modo que green) este pequeño pueblo parece el decorado de un western. Su Gruene Hall, su General Store, su depósito de agua y sus pequeñas cabañas de maderas harán las delicias de cualquier apasionado de las tradiciones estadounidenses.
Y no solo sus edificaciones constituyen el encanto de Gruene, su gente -lejos del estereotipo texano- recibe al visitante con la mejor de las sonrisas y atenciones. Con especial cariño te atienden en la pequeña tienda de recuerdos de Hunter Junction. Si eres español, quizá incluso te reciban con un abrazo.
Día 6. San Antonio: la capital hispana de Texas
Tras la gran Dallas y la rara Austin, la siguiente ciudad de nuestra ruta es la hispana San Antonio. Es aquí donde poder comprender la historia de esta parte de Estados Unidos: de cómo esta provincia española terminó convirtiéndose en el estado número 28 de la Unión.
El centro de la ciudad acoge varios monumentos de la época colonial española como el palacio del gobernador, del siglo XVIII, único ejemplo de arquitectura civil hispana en Texas; o la catedral de San Fernando, un coqueto templo también de la misma época que el palacio y que dan una idea de la importancia de este emplazamiento en tiempos de la América española.
De época posterior, encontramos también en San Antonio, el mayor mito de la historia texana: El Álamo. Esta fortaleza fue testigo de un sangriento sitio y batalla durante la guerra mediante la cual Texas logró su independencia de México para poco después solicitar su adhesión a Estados Unidos.. El lugar es clave para comprender la compleja historia de este estado. Es posible que tras su visita -no obstante- sigamos sin entenderla demasiado. Para aliviar el calor y la sobredosis de historia, a la salida te puedes tomar un típico snow cone para proseguir con tu ruta.
Una visita a la ciudad de San Antonio nunca estará completa sin una vueltecita por el Riverwalk. Se trata de un extenso paseo a las orillas del río que lleva el nombre de la misma ciudad. Para acceder a él hay que bajar cualquiera de las escaleras que le dan acceso y es que, para aliviar el calor del clima texano, este se encuentra a una inferior altura en comparación con el resto de la ciudad. Cubierto por una tupida vegetación, este paseo alberga bares y restaurantes, mexicanos sobre todo. Una buena opción para terminar una calurosa jornada de turismo con un margarita.
Día 7. Las misiones de San Antonio
Si bien en el centro de San Antonio podemos encontrar varios recuerdos del paso de España por estas tierras, es en las misiones que se encuentran a las afueras donde se concentra el grueso de los restos de los templos coloniales.
Son cuatro los grandes complejos que agrupados bajo el nombre de Mission Trail muestran la vida, cultura, religión y protección de la frontera de la Nueva España.
La principal es la misión de San José, construida en 1720, en la cual se encuentra el centro de visitantes, pero las otras tres: misión de la Concepción, la misión de San Juan y la misión de Espada, no se quedan atrás.
Estas misiones seguían dos principales fines: el control de la frontera y la expansión de la fe católica entre la población nativa. Las iglesias de las mismas, en robustos estilos coloniales, continúan sirviendo como centro de culto entre la población local.
Código ético de Road Trip de 7 días
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Comments
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Me ha encantado el artículo, me voy el martes y ya os diré si tenéis razón jj
Gracias
Disfrutad mucho por Texas!
Te falto nombrar el espíritu texano de la BBQ, voy a utilizar tu guía junto con los locales de esta comida que queremos visitar. Un saludo!!
Gracias Carlos! Espero que disfrutes de Texas!